Guía práctica para resolver problemas

Submitted by admin on Thu, 03/03/2022 - 22:43

Dificultades en el cuatrimestre, diferencias con tus compañeros de trabajo, incompatibilidades amorosas o familiares, limitaciones económicas…son algunos de los problemas que se nos presentan día a día. Estos obstáculos pueden llegar a absorbernos energéticamente si no sabemos cómo solucionarlos. Aquí te comparto algunos consejos para que aterricés tus conflictos y los solventés. ¡Vamos a resolver nuestros problemas!

Cada persona tiene su manera de afrontarlos. Muchos acuden a la cultura de la “autoayuda” en todas sus variaciones (libros, conferencias, grupos). Otros se apoyan en la religión y están quienes encuentran en el Yoga, la meditación y la invocación de mantras, la solución a sus problemas.

Es imperativo entender que sin importar cuál sea tu válvula de escape, los problemas deben ser resueltos. Un conflicto sin solución, seguramente se reflejará en serias complicaciones físicas y mentales como el estrés, la angustia, el insomnio, la pérdida de apetito y peso, la desmotivación y en casos muy extremos, podríamos estar frente a depresión o dependencia a drogas y fármacos.

 

Aprende a resolver tus problemas

 

Entonces: ¿cómo podemos solucionar nuestros problemas?

1. Lo primero es identificar el problema. Preguntate qué te está molestando y el por qué. Saber cuál es la raíz de tu incomodidad es el punto de partida. Lógicamente hay problemas que no necesitan ser identificados; si estás atravesando por una situación económica complicada, no hay mucho que pensar, salvo posibles soluciones.

2. Recordá que todo depende del cristal del que se mire: los problemas son por lo general un tema de percepción. Una vez identificado el problema, sé más grande que él. Aquí debes hacer una evaluación intrínseca de tu personalidad. ¿Qué tan dramático (a) sos? ¿Qué tan exagerado (a)? Los problemas son tan grandes cómo los vemos. Y como siempre me ha dicho mi mamá: “todo tiene solución en esta vida menos la muerte”. Así que, bajo este principio, no te desgastés; por el contrario, solucioná.

3. El tercer paso es hacerte responsable. Es muy fácil echarle la culpa a los demás. Hay casos donde puede aplicar. Pero por lo general, lo que nos pasa es consecuencia de nuestras decisiones y acciones. Así que hay que ser lo suficientemente consciente y maduro para asumir las consecuencias de nuestros actos. Entenderlo ya es parte de la solución.

4. Para solucionar cualquier problema, definitivamente tenés que querer hacerlo. No importa que tan complicado lo veas, la motivación y el deseo de darle un final feliz a esa incomodidad deben permanecer intactos.

5. El desconocimiento exagera el problema; por ello nutrite de información. Mientras más información tengas acumulada del problema en particular, lo verás menos grave, menos alarmante. Tené a la mano datos que te sean prácticos y útiles, eso te dará más recursos intelectuales para hacerte las preguntas correctas y afrontar cualquier situación.

 

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6. No perdás tu sentido práctico ni tu asertividad. Planificá acciones concretas y efectivas sin perder la calma. Pensá con cabeza fría y dejá que todo fluya naturalmente dentro de los tiempos normales según la complejidad del problema.

7. Si los problemas son directamente con otras personas como compañeros de clase o de trabajo, profesores, parejas o familiares, la comunicación es primordial. Debes tener la iniciativa de buscar una reconciliación (deja tu orgullo a un lado) esforzándote más en escuchar que en hablar. Mientras más te muestres dispuesto a escuchar, más empático te verás y la respuesta que obtengás de la otra persona será mucho más sincera y transparente.

8. Recordá que tenés que ser parte de la solución y no del mismo problema. Muchos se enfocan en la tormenta sin aportar absolutamente nada positivo ni resolutivo. Si querés resolver un problema debés ser coherente.

9. No te estresés por problemas que no valgan la pena. A veces nos ahogamos en un vaso de agua sin necesidad.

10. Compartí el problema. Desahogate y no te quedés con toda esa carga. Poder conversarlo con otra persona, además de alivianarte la preocupación, te dará la oportunidad de conocer la visión de alguien ajeno a la complicación. Quizá te brinden soluciones que no habías percibido.

 

Consejos para resolver problemas

 

Siempre que tengás un problema, hacé el siguiente ejercicio mental: proyectá ¿qué es lo peor que puede pasar? Y afronta esa realidad ficticia. Esto te dará una perspectiva con más posibilidades y te obligará a buscar opciones con las que manejarás los escenarios menos prometedores. Si ponés estos consejos en práctica, estoy seguro que tu visión del conflicto cambiará para bien.

 

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Autor
Jorian Enciso