Afrontar la atención da miedo, es un momento donde se pone a prueba el cómo podés manejar la presión y las emociones, y aunque todo es posible dominarlo con la práctica, no está de más tener en tus manos un par de consejos que te ayudarán a sortear estos momentos de hablar en público con algo más de confianza.
Pensemos en la situación: el profesor realiza la asignación de temas sobre un contenido, cada quien debe realizar una presentación y justo te ha tocado ser el primero. El día de la exposición has preparado tu presentación y ya tenés todo instalado, comenzás a hablar y a sentir las miradas sobre vos, sentís que te hacen caras sobre lo que decís, dudás de vos mismo, empezás a tener muletillas, de repente te sales del tema, improvisás algo que no tenías previsto y en algún punto te perdés, la voz tiembla, las manos sudan…
Ya ambos sabemos cuál es esa situación, y aunque puede que no te pasen todas esas situaciones al mismo tiempo, entendemos que todo esto puede suceder por imprevistos, por lo que nuestros consejos irán dirigidos a cómo estar bien preparado, tener planes de respaldo y estrategias que te harán lucir como todo un profesional a quien no lo detiene nada.
Utiliza el recurso visual
Trata de generar una presentación, la cual podás proyectar y coloca solo palabras o imágenes clave que te ayuden a tener un hilo narrativo. Así, tu audiencia podrá concentrarse en tus palabras y tendrás un apoyo que te facilitará el recordar lo que tenías planeado para la exposición. Una opción B es utilizar un mapa conceptual en la pizarra, así mientras hablas podés irlo armando y se te facilitará el proceso de saber qué sigue después.
Sea cual sea el camino que decidás tomar, pensá que muchas palabras o textos muy pesados que coloqués frente a quienes te escuchan dividirá su atención. Por otro lado, ten en cuenta que antes de cualquier presentación debes llegar al menos 15 minutos antes y comprobar que tienes todos los implementos, que están funcionando y tener todo preparado para la exposición.
Haz una exposición de prueba
Intenta realizar una disertación en voz alta con un pequeño grupo de personas, pueden ser tus amigos o compañeros. Esto puede ayudarte a dejar un poco los nervios ante una audiencia y así también practicás un poco tu expresión corporal. Dile a quienes te vean que te digan cuáles son tus errores y cómo podés mejorarlos, quizá sea que repites mucho una palabra o solo que estás encorvado, y con ajustes sencillos ya todo va mejor.
Además, con esto irás practicando el orden de ideas y cómo debés explicar cada uno de los puntos a tratar durante una exposición. Notarás también si los ejemplos, las bromas, las intervenciones y si otros recursos son válidos, sabrás qué se te da con más naturalidad y qué podés manejar sin problemas. Esto también te dará señales de qué debes (o no) incorporar en este tipo de situaciones.
Obra de teatro
Quien haya visto una representación en un escenario sabe que no pueden existir la pena ni los nervios extremos, porque terminaría la magia y no sería creíble lo que se intenta transmitir, por lo que pasar por esta experiencia de estar en una obra de teatro nos ayudará a entender lo que es pararse sobre un escenario, tener la atención ajena sobre nuestros actos y facilitará las expresiones vocal y corporal para dirigirnos a una audiencia.
Ojo, no es necesario que realices o participes en una gran producción, puede ser algo elaborado con tus compañeros a modo de práctica con algunos familiares o amigos como público. Recuerda que lo importante es estar bien concentrado, saber cuál es tu papel y dar lo mejor de vos.
El monólogo con un espectador
Un nivel que nos puede poner un poco menos nerviosos son las conversaciones, en especial las que se dan con personas que no conocemos, dado que tenemos menos presión por mostrar una versión pulida de nosotros mismos y existe un área más amplia para la honestidad. Así, te comentamos que una buena técnica es comenzar conversaciones con personas que no conozcás y que podás mantenerlas al menos por 10 minutos.
Una de las dificultades suele ser el comienzo, pero con práctica verás que se te irá dando con mayor facilidad y podrás iniciar cualquier discurso sin que ello represente presión, sino más bien será algo natural.
El truco siempre estará en practicar, en salirnos de la zona de confort y dar lo mejor de nosotros para que, además de algunos nervios, también se note nuestro esfuerzo. Quizá algunos ejercicios te puedan parecer fuera de lo normal que pensarías hacer para perder el miedo a exponer o hablar frente a un público, pero te aseguramos que cada uno te ayudará con distintas cosas para que fortalezcas tus habilidades de oratoria.
